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4 enseñanzas de la corona de adviento

Otra vez la corona de adviento se hizo presente en mi casa. Curioso que soy, y sabiendo que el adviento viene cada año a traernos un mensaje de preparación para la venida de Cristo, me acerqué a decirle: Corona, tú que cada año vienes buscando encender nuestros corazones, te pido que me hables de Dios.

Ella, muy animada y emocionada porque iba a poder hablar a alguien que le escuchara, contestó: Te voy a transmitir cuatro enseñanzas, que si las aceptas y las aprendes, van a cambiar tu vida. Son solo cuatro enseñanzas, una por cada vela que viene conmigo, así que no las olvides.

corona de adviento

Hoy les comparto estas 4 enseñanzas de la corona de adviento.

  1. La primera enseñanza viene con todas las velas apagadas. Mucha oscuridad, mucha tristeza, mucho dolor, muchas enfermedades, mucha maldad y una larga lista de "muchos" moran en la vida de todos nosotros. No podemos contestar muchas veces el ¿Por qué? de cada situación. Pero cada una de esas tribulaciones - personales, familiares o sociales - puede llevarnos a dos posibles finales dependiendo de cómo las enfrentemos: ya sea con Dios, o sin Dios. En el camino de rechazo a Dios, la oscuridad se hará más oscura, la tristeza más profunda, la angustia más desesperante, el corazón más duro, la vida sin ningún sentido. Por el camino de aceptación del Dios con nosotros, mientras se avanza, la luz se hace presente, van apareciendo chispazos de paz, de alegría, de amor. Y mientras más se avanza habrá un momento en el que nuestra vida habrá pasado de la oscuridad a la Plenitud.

    Primera enseñanza

    Estamos mejor con Dios que sin Dios.

    Prende la primera vela, la morada de la oscuridad aceptando esta primera verdad.


  2. Ahí esté el color verde, verde de vida, verde de esperanza y verde de la verdad. De Dios esperamos muchas cosas, aunque realmente pocas veces nos ponemos a pensar que Él también tiene su esperanza en nosotros. Y su esperanza más grande es la de compartir su Vida -Todo lo que Él es- conmigo, contigo y con todos los hombres. Esa locura de Dios, esa esperanza de Dios hacia nosotros fue causa de la caída de muchos ángeles que no aceptaban que esa donación de Dios fuera para el hombre y no para ellos. Esa verdadera y plena entrega de Dios a nosotros es un misterio muy grande, que se descubre mientras vivimos y caminamos.

    Segunda enseñanza

    Dios espera compartir plenamente su vida con nosotros

    Enciende la vela verde, la vela de la vida y de la esperanza si deseas vivir todo lo que Dios quiere darte.


  3. Observa la vela roja. Está apagada. Hay mucha maldad en el mundo, hay mucha oscuridad. Pero también es cierto que hay mucha luz que no quiere ser encendida, mucha bondad que no se quiere hacer presente, mucho amor que no se deja mostrar. Esa vela roja es tu corazón, creado para ser luz, bondad, calor y amor en medio de la oscuridad, de la maldad, de la frialdad y de la indiferencia.

    Tercera enseñanza

    Tú eres un regalo de Dios
    para hacer de este mundo un lugar más bello,
    eres un regalo para que la humanidad diga que a través de ti
    "Dios está con nosotros".

    Enciende la vela roja, la vela de la belleza del amor comprometido.


  4. Habiendo recorrido el camino de las otras 3 velas, la vida va teniendo otro sentido, otro color y otro calor. Pero esas tres velas no pueden permanecer encendidas con nuestras propias fuerzas, con nuestras propias ideas. Esas tres flamas que arden en el corazón de los hombres de buena voluntad salen al encuentro de la vela que las mantendrá encendidas: El Emmanuel. Dios Padre enciende las primeras tres flamas en nuestro corazón, y Jesús las mantendrá encendidas.

    Cuarta enseñanza

    Solo el encuentro constante
    en la comunión de Cristo con nosotros
    nos unge con ese aceite de la gracia que permite a nuestro corazón
    permanecer encendido.

    Acércate constantemente a la vela blanca que nació en Navidad, pero que te acompaña todos los días y que te fortalece con los sacramentos.


Gracias por leer estas cuatro enseñanzas que me dio la corona de adviento. Ustedes también vayan por la vida permitiendo que todo les hable de Dios.

Autor:Don Juan Zarlene

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Pláticas con Dios
Don Juan Zarlene


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