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Andrew Carnegie

Me agrada la historia de Andrew Carnegie. Fue hijo de inmigrantes, comenzó a trabajar desde los 13 años empezando desde cero. Tuvo visión y aprendió a invertir. Se convirtió en el segundo hombre más rico del mundo con su imperio del acero, y terminó decidiendo que la filantropia es lo que hace valer la vida.

Fue considerado a menudo como la segunda persona más rica de la historia por la revista Forbes. Andrew Carnegie (25 de noviembre de 1835 – 11 de agosto de 1919) fue un industrial, empresario y filántropo estadounidense.

Hijo de un tejedor, cuando era niño, Carnegie emigró con su familia de Escocia a Estados Unidos en 1848 y se estableció en Pennsylvania. Ese mismo año, a la edad de 13 años, tuvo su primer trabajo: fue el de ser el chico de la bobina, se encargaba de cambiar los carretes de hilo en una fábrica de tejidos de algodón durante doce horas al día, seis días a la semana. Cobraba $1.20 a la semana, más 80 céntimos adicionales por mantener encendida la caldera.

Posteriormente fué telegrafista, y fue subiendo de puestos. En 1855 Carnegie invirtió $600 en una exitosa empresa llamada Adams Express. Más tarde invirtió en coches cama para la Pennsylvania Railroad Company y compró parte de la empresa que fabricaba los vagones. Esta se convirtió en una inversión muy rentable. Reinvirtiendo su dinero en industrias relacionadas con el ferrocarril: (hierro, puentes y raíles), Carnegie lentamente fue acumulando capital, que sería la base de su posterior éxito.

Con el acero fue donde hizo su fortuna. En la década de 1870, fundó la Carnegie Steel Company, un paso que consolidó su nombre como uno de los "grandes magnates de la Industria". Sobre la década de 1890, era la más grande y rentable de todas las empresas industriales del mundo. Carnegie la vendió a J.P. Morgan en 1901, que creó U.S. Steel.

Carnegie creía que debía usar su fortuna para con los demás y dedicarse a algo más que ganar dinero. Él escribió:

"¡Me propongo asignar un sueldo no mayor de $50,000 al año! ¡Aparte de esto necesito cada ganancia, sin hacer ningún esfuerzo por incrementar mi fortuna, para gastar el superávit de cada año para causas nobles! Dejemos a un lado los negocios para siempre, excepto para los demás. Vayámonos a Oxford y obtener una educación concienzuda, adquiriendo el conocimiento de un hombre de letras. Me imagino que esto me llevará tres años de duro trabajo. Debo prestar especial atención al hablar en público. Podríamos ir a Londres y podría comprar todas las acciones de un periódico o rotativo y hacer que tratara temas de interés público, especialmente las relacionadas con la educación y la mejora de las clases pobres. ¡El hombre debe tener un ídolo y amasar fortunas es una de las peores especies de idolatría! ¡Ningún ídolo es más envilecedor que la adoración al dinero! Al enfrentarme a un problema suelo esforzarme demasiado, por lo que debo tener cuidado de elegir el estilo de vida que sea más elevado en ese sentido. Si sigo preocupándome tanto por mis negocios y pasando la mayor parte del tiempo pensando única y exclusivamente a cómo encontrar la manera de hacer dinero, me degradarán más allá de perder toda esperanza en recuperarme para siempre. ¡Dejaré los negocios a los treinta y cinco años, pero durante los dos años siguientes deseo pasar las tardes recibiendo clases y leyendo concienzudamente!"

En 1889, Carnegie publicó "Wealth" en el número de junio de la revista North American Review. Tras leerla, Gladstone pidió su publicación en Inglaterra, donde aparecía como "The Gospel of Wealth" en la Pall Mall Gazette. El artículo fue sujeto de muchas discusiones. Carnegie sostenía que la vida de un acaudalado empresario debía comprender dos partes. La primera parte era la reunión y acumulación de riqueza. La segunda parte era para la subsiguiente distribución de esa riqueza para causas nobles. La filantropía era el camino para hacer que la vida valiera la pena.

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