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El horror al vacío y el desarrollo humano

Uno de los principios más usados por la Ingeniería es el llamado “horror al vacío” según el cual si un recipiente se vacía completamente, los elementos que lo rodean (por ejemplo el aire o el agua) tienden a llenarlo inmediatamente. Este principio se usa para diseñar algunos tipos de bombas que sirven para impulsar agua o líquidos hacia un nivel superior, se llaman bombas de vacío.

Bajo ese principio funcionan las jeringas que se usan en los hospitales, para llenarlas de líquido se crea el vacío en ellas al extraer el émbolo, la medicina líquida de inmediato llena el espacio dentro del cilindro. Al beber un refresco usando un sorbete aplicamos el mismo principio, succionar creando el vacío que el refresco llena de inmediato. Así podríamos brindar un sin fin de ejemplos.

Lo importante es que ese principio funciona también para la vida de todos los seres humanos.

La mayoría atesoramos ciertas cosas como nuestro patrimonio y así nos llenamos de objetos que guardamos con la idea de que más adelante nos serán útiles, y después nunca más los recordamos. Guardamos ropa, zapatos, muebles, herramientas, repuestos para el automóvil y muchas otras cosas que ya no usamos desde hace mucho tiempo. Guardamos también el dinero juntándolo para no gastarlo teniendo en la mente la idea de que más adelante hará falta.

Y no es ajena la mente; guardamos en ella odio, rencor, tristeza, miedo, intranquilidad, malos recuerdos, ansiedad.

El hecho es que, albergando todos estos sentimientos y emociones negativos no dejamos espacio para nuevas ideas, nuevas formas de pensar, nuevas emociones.

Sucede lo mismo que en nuestras casas, muchas veces necesitamos y queremos meter en la casa nuevos muebles, pero los antiguos ocupan el espacio y no permiten la entrada de los nuevos; los guardarropas llenos de ropas y zapatos viejos no dejan espacio a las nuevas prendas y así, una infinidad de cosas sin uso impiden la entrada de cosas nuevas, brillantes, novedosas. Una cartera llena de dinero guardado no permite el ingreso de más dinero y tampoco lo guardado sirve para comprar cosas nuevas.

Cuando por fin nos decidimos y compramos los nuevos muebles debemos primero deshacernos de los antiguos para poder ingresarlos y nuestra nueva ropa exige deshacernos de la antigua para poder entrar en el guardarropa; la nueva vajilla requerirá que la antigua deje su lugar para poder incorporarse y así sucederá con todas las cosas nuevas que tengamos y deseemos meter en la casa.

Mientras tanto, nuestro deseo de mejora personal no encontrará lugar mientras tengamos la mente llena de rencor y ansiedad, nuestros deseos de hacer el bien no serán albergados mientras el lugar esté ocupado por pensamientos de mezquindad, egoísmo y maldad. Desde luego, los pensamientos de prosperidad y mejora económica no encontrarán lugar entre tanto pensamiento de pobreza, miseria y fracaso.

Tal vez eso sea la explicación de la pobreza ancestral en nuestros países latinoamericanos.

Los discursos electorales están llenos de estadísticas sobre la pobreza, las provincias, las regiones, departamentos, distritos o caseríos compiten por ser “el más pobre del país” o del departamento. Los análisis estadísticos de los que se nutren los entes de decisión están llenos de “mapas de pobreza”, indicadores de pobreza y de pobreza extrema. En otras palabras, somos especialistas en pobreza y eso es lo que nos mantiene en el estado de postración en que nos encontramos.

El principio de horror al vacío debe llevarnos a deshacernos definitivamente de todo aquello que de inútil tengamos tanto en lo material como en lo emocional, en lo intelectual y en lo mental. Así la fuerza del vacío atraerá fuertemente todo lo que deseamos.

Si la mente está llena de pensamientos alrededor de una sola cosa, pues esa sola cosa ocupará la totalidad de nuestra vida, ocurre cuando una persona se aferra a una relación abusiva, jamás se le ocurre pensar en una alternativa porque su cabeza está llena de pensamientos sobre su pareja, sobre los abusos que sufre, sobre lo difícil que le hace la vida y sobre lo desafortunada que es; simplemente esos pensamientos no le permiten albergar otros que le señalarían un camino de liberación.

Ocurre lo mismo con quienes se aferran a un trabajo mal pagado, con un jefe abusivo y maltratador, tienen la mente llena de pensamientos de queja, rabia y resentimiento. Eso no les permite siquiera la posibilidad de pensar en que pueden buscar otro trabajo o quizás iniciar su propio negocio con el cual prosperar. Tienen sentimientos de miedo que les impiden asumir el riesgo y la responsabilidad de su propia vida, prefieren la comodidad de permitir que otros tengan la responsabilidad y tomen decisiones por ellos en lugar de hacerse cargo de su propio destino.

Pero ocurre algo más, la actitud de guardar, que comienza con guardar objetos, continúa con guardar dinero, alberga en paralelo crecientes sentimientos e ideas de carencia a futuro. El guardar induce a considerar la posibilidad de falta, de impotencia para conseguir algo más de lo que se guarda, se alberga la idea de no tener capacidad para obtener la manera de cubrir las nuevas necesidades. Adormece la mente. Lo peor es que el cerebro recibe dos mensajes: Que no confías en tu capacidad para afrontar el mañana y que piensas que lo nuevo y lo mejor no son para ti; por eso sientes seguridad guardando cosas viejas e inútiles. Todo ello se traslada también al albergar ideas y sentimientos negativos, deprimentes, empobrecedores.

Es necesario entonces deshacerse de lo viejo e inútil, descarta definitivamente todo aquello que ha perdido su brillo y su color, renueva todo. Deshazte también de tus viejos sentimientos de rencor, rabia, dolor, tristeza, miedo y pobreza. Deja entrar en tu casa lo nuevo, brillante, útil y agradable. Encontrarán sitio en tu mente lo edificante, los pensamientos de mejora, de progreso, de superación, de amor y de riqueza, de prosperidad, de alegría.

Vacía tu mente y tu casa, lo nuevo y lo mejor encontrarán sitio, serás una persona nueva, con toda seguridad.

LUIS JÄEGER FERNÁNDEZ.

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