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 Hay evidencia de que en la Grecia clásica, el vino macerado con hierbas se utilizaba como medicina. Esta tradición se prolongó a través de los siglos hasta que en el siglo XVI, los monjes alemanes acuñaron el término wermut que significa ajenjo. Pero, fue hasta 1786 cuando Antonio Benedetto Carpano creó en Turín la bebida que ha conquistado paladares de distintos puntos del planeta. Efectivamente este legendario líquido se preparaba como una infusión en la cual se maceraba el vino con hierbas, raíces, flores, especias y fruta. Los expertos en el tema dicen que puede ser lo más botánico que se quiera, pero si no tiene la pieza clave que es el ajenjo no es vermut. Los enólogos de cada marca utilizan normalmente entre 50 y 80 ingredientes diferentes para elaborar esta bebida. Esto hace que el vermut sea uno de los brebajes con una gama más amplia de matices, sabores y olores. Endulcorantes como el azúcar y el caramelo, le aporta ese característico color dorado.
Se dice que la fórmula del vermut es, a grandes rasgos, 75% de vino blanco neutro y 25% de un destilado, idealmente de uva. El origen de esta bebida es típicamente europeo y lo encontramos en dos grandes familias: el negro y el blanco. El vermut negro tiene su origen en Italia y es más dulce, en cambio el blanco, creado en Francia, es más seco y tiene una graduación alcohólica más alta. En los años 50s 7 60s el consumo de vermut tuvo un gran auge, decayendo en la década de los 80. Sin poder citar una causa única del descenso de su consumo, quizás fue muy determinante el que se tratase de una bebida "poco moderna". Sin embargo, conforme paso el tiempo, el gusto por el vermut adquirió nuevas dimensiones en México y en todo el mundo. Pues el "clásico de siempre" se vigoriza como un elemento contemporáneo capaz de poner en juego la creatividad y hacer del aperitivo, una interesante exploración de sensaciones que no nos podemos perder.
Hoy en día se elaboran vermuts de diferentes tipos en todos los lugares de tradición vitivinícola: Italia, España y Francia, fundamentalmente. Ha sido tal la popularidad de esta bebida que tiene su día mundial, dedicado a celebrar la creación del vermut, vermú o vermouth (21 de marzo), al cual por cierto, le van muy bien las burbujas. Es decir, hace match con sparkling water, agua tónica, proseccco, cava o champagne. En cambio, para quienes prefieren una graduación alcohólica baja, los letreados en el tema sugieren preparar una tisana de lemongrass con un toque de miel de abeja, gasificarla en un sifón y añadirla al vermut seco o blanco en un vaso con hielo. Esto en definitiva potenciará los sabores de la bebida. Ya por último, para disfrutar al máximo de los aromas y sabores del vermut, se recomiendan las cinco reglas para tomarlo:
1.- Se sirve en una copa de mayor tamaño y de cristal fino, para mantener la temperatura. 2.- El vermut agradece el frío. La temperatura ideal varía de los 6-8°C para los vermuts blancos y los "franceses", mientras que a los 8-10°C para los rojos y los "italianos". 3.- En el caso de los vermuts que incorporan algún vino generoso, la temperatura puede "subir" hasta los 12-14°C. Si se posee una bomba de vacío para extraer el aire de la botella, es una buena idea utilizarla. 4.- Si queremos disfrutar al máximo de sus aromas, mejor buscar una botella que acaba de salir al mercado. 5.- Es vital considerar que una vez abierta la botella, hay que guardarla en el refrigerador por pocos días. Sin embargo, hay opciones que tienen un mayor promedio de vida (hasta seis meses). La clave está en la cuidadosa recolección de las uvas, la precisión en el método de vinificación y de fortificación. 6.- El complemento gastronómico perfecto son las papas fritas, aceitunas rellenas, mariscos, mejillones, croquetas, embutidos. No hay límites. Fuentes: |
