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La salvación es Jesús - Este es mi Hijo amado

El incienso en la liturgia es símbolo del Espíritu Santo, la tercera persona de la Santísima Trinidad. "La nube y la luz son dos símbolos inseparables en las manifestaciones del Espíritu Santo" (2). "Cuando el Padre envía su Verbo, envía también su Aliento: misión conjunta en la que el Hijo y el Espíritu Santo son distintos pero inseparables. Sin ninguna duda, Cristo es quien se manifiesta, Imagen visible de Dios invisible, pero es el Espíritu Santo quien lo revela". (3)

Espíritu de Amor

"El Espíritu Santo es el Amor del Padre y del Hijo, que procede de ellos y procede en ellos." (1). El Hijo ora permanentemente al Padre en el Espíritu Santo, es decir, ora amando al Padre y en el conocimiento amoroso de su Padre. El Padre escucha al Hijo en el Espíritu de Amor, es decir, abre su corazón amando al Hijo y recibe y vive la oración tan llena de amor que hace su Hijo. Y en ese Amor procede y actúa el Espíritu Santo, realizándose así la voluntad de Dios. Esa relación de Amor del Padre y del Hijo es tan íntima, que llega a ser cósmica.

Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza

hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza

Al principio de la misa, recordamos el sexto día de la creación, cuando la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo expresan y realizan: "Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza"(Gn 1, 26). El hombre, tras el pecado, sigue siendo imagen de Dios, aunque ha perdido su semejanza con Él. Ahora viene el Hijo, junto con el Espíritu Santo, a restaurar en sí mismo, como hombre, la semejanza con Dios volviéndole a dar la Gloria en el Espíritu "que da la vida". (4) En este sentido de levantar a la humanidad caída, el símbolo del incienso nos sumerge en la realidad del Amor de Dios que permanentemente nos habla diciendo "Este es mi hijo amado," recíbanlo para ser mis hijos" (Cfr Jn 1, 12) y "Ustedes serán santos, porque yo, el Señor su Dios, soy santo". (Lev 19, 2)

Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros

hágase en mí según tu palabra

En el momento de la anunciación, el Ángel Gabriel le dice a la Virgen María que la nube del Señor la envolvería para realizar la encarnación del Verbo. Ahí ella expresa "Hágase en mí como has dicho". (Cfr Luc 1, 35-38) . Estas palabras seguramente hacen eco de la respuesta amorosa del Hijo ante la voluntad del Padre, de que viniera como el Emmanuel a salvar al hombre de sus pecados. (Cfr Mat 1, 20-23) En ese diálogo íntimo del Padre y del Hijo en el Espíritu Santo, el Verbo respondió tal como nos enseñó: "Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo." Y así el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros.

Y desde la nube del Amor de Dios se escucha en el corazón de quienes creen en Cristo el mensaje de Dios: "Tanto amo Dios al mundo que le dio a su Hijo Unico, para que quien cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna." (Jn 3, 16)

Este es mi Hijo amado. Escúchenlo

este es mi hijo amado, escúchenlo

Toda la vida de Cristo fue guiada por su conocimiento íntimo del Padre en el Espíritu Santo. En esa vida de gratitud, el Padre vivía las palabras de Cristo: "Te doy gracias Padre porque has revelado los misterios del reino a la gente sencilla. Te doy gracias porque así te ha parecido bien". Y el padre, en ese conocimiento de Cristo en el Amor habla en medio de la nube del Espíritu Santo: "Este es mi hijo amado: ¡Escúchenlo!" (Mt 17, 5)<

Este es mi Hijo, en quien me complazco

este es mi hijo en quien me complazco

Durante la última cena, previo al bautismo de sangre que iba a vivir, Cristo entra en oración íntima con su Padre y le pide por los suyos: "Que todos sean uno como tú, Padre, estás en mí y yo en ti. Que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la Gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí. Así alcanzarán la perfección en la unidad, y el mundo conocerá que tú me has enviado y que yo los he amado a ellos como tú me amas a mí." (Jn 17, 21.23)

La oración de Cristo sube al Padre como incienso con aroma de Amor y sus manos alzadas son el sacrificio del atardecer. (Cfr Sal 141, 2). Y la oración de Cristo en el Amor siempre es escuchada (Jn 11, 41-42) y obtiene como respuesta un amoroso sí por parte de su Padre.

El Papa Benedicto XVI expresa (5) que el bautismo de Jesús está unido a la crucifixión, y que las palabras del Padre eran la aceptación previa del sacrificio de su hijo. Palabras que suenan una vez que se hace presente el Espíritu Santo:

¡Este es mi Hijo, en quien me complazco!(Mt 2, 16-17)

Este es mi Hijo amado

Cristo, el Ungido, ora en el Espíritu a su Padre abogando por nosotros: "Conságralos mediante la verdad: tu palabra es verdad. Así como tú me has enviado al mundo, así yo también los envío al mundo, y por ellos ofrezco el sacrificio, para que también ellos sean consagrados en la verdad..No ruego sólo por éstos, sino también por todos aquellos que creerán en mí por su palabra."

este es mi hijo amado con el incienso

Y la respuesta de Dios es bendecir al hombre con el don del Espíritu Santo. También para cada uno de nosotros sonará la voz de Dios que dice "!Este es mi hijo amado!".

¡Miren cuánto amor nos ha tenido el Padre, pués no sólo nos llamamos hijos de Dios, sino que lo somos.! (1 Jn 3, 1)

Este es mi Hijo amado - le he dado el Nombre que está sobre todo nombre

inciensando a jesus sacramentado

Nuestro Señor Jesucristo murió perdonando, anunciando, compartiendo, orando, cumpliendo y confiando en Dios. Su muerte fue toda oración. Y en la respuesta amorosa del Padre a todo ello, Cristo Jesús resucitó al tercer día con el poder del Espíritu Santo y "Dios lo exaltó y le dio el Nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y toda lengua proclame para gloria de Dios Padre: «Jesucristo es el Señor»." (Fil 2, 9-11)

¡Deja que Cristo transforme tu vida a través de la liturgia!

REFERENCIAS

  1. El Espíritu Santo, Amor del Padre y del Hijo #1. Juan Pablo II. Audiencia General.
  2. CEC #697
  3. CEC #689
  4. CEC #705
  5. Jesús de Nazaret, Benedicto XVI, pag 40

La salvación es Jesús - Me amó y se entregó por mí | Aleluya, Aleluya, el Señor resucitó.

Viviendo el Kerygma en misa.
Viviendo la misa


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